19 de noviembre de 2011

Emilio Lledó


"Si uno tuviera la suerte de volver a nacer, una utopía absolutamente utópica; pues si volviera a nacer, me gustaría ser maestro, pero maestro de escuela, no maestro en un sentido universitario, tan pomposo. Maestro de escuela, para enseñar a los niños a mirar, a hacerse ser humano..."

16 de noviembre de 2011

TDAH, un trastorno con tratamiento


El trastorno por déficit de atención (TDAH) es hereditario en el 80% de los casos

Niñas que en las aulas y en casa trabajan como hormiguitas sin que les luzcan los resultados escolares, muy olvidadizas y cuyo problema pasa desapercibido hasta la educación secundaria. O niños muy movidos y con conductas que alteran la clase, por lo que su trastorno se suele descubrir en la educación primaria. El trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es tan frecuente que se estima que en cada aula haya al menos un niño afectado. Para diagnosticarlo, tratarlo y evitar el fracaso escolar es fundamental que padres, madres y profesores estén atentos a sus síntomas.

El retraso mental pasará a denominarse "trastorno del desarrollo intelectual"


También se modificará su evaluación para resaltar la capacidad de desenvolvimiento de la persona en su vida diaria

La denominación del retraso mental cambiará su denominación por la de "trastorno del desarrollo intelectual". Se trata de una de las novedades que se van a introducir en la Clasificación Mundial de Enfermedades 2011, según ha anunciado el doctor Geoffrey M. Reed, director de proyectos del departamento de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS) durante el XV Congreso Nacional de Psiquiatría, que se celebra en Oviedo y que se ha organizado por la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB) y la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (FEPSM).

Google Apps para orientación


Google Apps para Educación es un magnífico servicio de Google que se pone a disposición de los centros educativos de forma gratuita.

15 de noviembre de 2011

¿El libro de texto es el currículum?


Sabemos que una metodología basada en la actividad de los alumnos (observación, búsqueda de información, reflexión sobre lo observado y/o leído, sistematización de conceptos, composición de textos o preparación de exposiciones orales para comunicar lo aprendido, etc.) requiere procesos de trabajo de una cierta complejidad y, por tanto, de una cierta duración. 

Y sabemos que esta metodología es imprescindible para aprendizajes complejos y de alto nivel, como son los que se refieren a la capacidad para interactuar mediante el lenguaje en los diversos ámbitos sociales. 

Ante propuestas metodológicas de este tipo, es frecuente escuchar reparos referidos a la imposibilidad de abarcar los contenidos prescritos. 

Pero, ¿de qué contenidos estamos hablando? ¿Y quién tiene la responsabilidad de establecerlos?

5 de noviembre de 2011

Un muchacho con un libro


Me pregunto qué lee el muchacho. Por qué mundos andará, merced al libro que tiene en las manos. Con la curiosidad natural entre hermanos de la costa, hago esfuerzos por ver la tapa del volumen, arriesgando descoyuntarme las cervicales. Por el grosor y formato, parece una novela. No consigo ver el título ni la portada. Lo que está claro es que al joven le interesa mucho lo que lee, pues pasa las páginas con la decisión del lector seguro de sí; y cuando levanta la vista sostiene el volumen con ese tacto familiar, confianzudo, de quien siente con un libro en las manos el mismo consuelo, o confianza, que un pistolero al sopesar un revólver con seis balas en el tambor. Mucho se equivocan, pienso una vez más, quienes afirman que una tableta electrónica borrará el libro de papel de las necesidades humanas. Porque un libro no sirve sólo para leer. Sirve también para que su peso tranquilice las manos lectoras, para subrayar y ajar sus páginas con el uso, para regalar el ejemplar leído a personas a las que quieres. Para ver amarillear sus páginas con los años sobre los viejos subrayados que hiciste cuando eras distinto a quien ahora eres. Para decorar -no hay cuadro ni objeto comparable en belleza- una habitación o una casa. Para amueblar una vida.

Foto de Arturo Pérez-Reverte