31 de octubre de 2012

La mirada de Isaac Rosa (15/10/12)

Isaac Rosa ha reflexionado sobre la huelga de padres que ha convocado la CEAPA. La ha calificado como "huelga de la que no hay precedentes", y la ha apoyado porque "ante situaciones extraordinarias, hay que tomar medidas excepcionales".

22 de octubre de 2012

Ser docente


El gran magistrado Pericles, cuya personalidad marcó todo el siglo V antes de Cristo, hasta el punto de conocerse a éste como Siglo de Pericles, entendió de forma cabal la misión del maestro como forjador de la personalidad y la conciencia de los pueblos.

No sé lo que sería del mundo sin esta legión de trabajadores y trabajadoras del saber y de la bondad.

En cierta ocasión, mandó reunir a todos los genios y artistas que habían contribuido a engrandecer Atenas. Fueron llegando los arquitectos, loas ingenieros, los escultores, los guerreros que defendieron la ciudad, los filósofos que propusieron nuevos sentidos a la vida… Estaban todos allí, desde el matemático que descubría en el número el sentido helénico de la exactitud hasta el astrónomo que se asomaba al universo para contemplar la armonía de las estrellas. Pericles cayó en la cuenta de una ausencia notable: faltaban los pedagogos, personas muy modestas que se encargaban de llevar a los niños por el camino del aprendizaje.

- ¿Dónde están los pedagogos Preguntó Pericles. No los veo por ninguna parte. Vayan a buscarlos.

Cuando, por fin, llegaron los pedagogos, habló Pericles:

- Aquí se encontraban los que, con su esfuerzo, embellecen y protegen a la ciudad. Pero faltaban ustedes, que tienen la misión más importante y elevada de todas: la de transformar y embellecer el alma de los atenienses.

El pasado día 5 de octubre se celebró el Día Mundial del Docente. En estos tiempos en que su figura está tan machacada por la política educativa y tan poco valorada por la sociedad, quiero rendir un homenaje sincero y emocionado a quienes con su trabajo humilde y comprometido salvan la vida de las personas y hacen mejor la sociedad. Desde aquí rindo un sentido homenaje a los docentes ya que:

Ser docente es difícil:

Porque, inmerso en la cultura neoliberal donde prevalecen el individualismo, la competitividad, el eficientismo, la privatización, el imperio del mercado y el olvido de los desfavorecidos, el docente se dedica a cultivar la solidaridad, el saber, el respeto, la dignidad y la compasión con los más débiles.
Porque trabaja en contextos adversos proponiendo modelos por la vía de la argumentación que otros combaten con modelos presentados por la vía de la seducción.
Porque desarrolla una tarea de enorme dificultad como es hacer amar el conocimiento en una sociedad obsesionada con el dinero, el poder, el placer y la fama.
Porque la presión social es cada día mayor, esperándose de él y exigiéndole incluso, que responda a todas las necesidades de formación: la paz, el consumo, la imagen, la seguridad vial, la convivencia, el medio ambiente, los valores… Con escasa formación, por menor sueldo y con peores condiciones.
Porque frente a especuladores, demagogos, mercaderes y tiranos, el docente está del lado de la verdad, del amor y de la libertad.
Porque su tarea es cada día más difícil ya que los alumnos y alumnas tienen distractores muy potentes en los medios de comunicación, en internet, en la calle, en la discoteca, en las drogas, en el alcohol, en la delincuencia…
Porque a veces tiene que tratar de enseñar a quienes de ninguna manera desean aprender ni dejar, a toda costa, que otros aprendan.
Porque algunas familias entienden que el deber de los docentes es hacer toda la tarea que ellas no pueden, o no saben, o no quieren hacer en las casas.
Porque algunos padres y madres han perdido el rumbo y se han convertido en jueces, policías, espías o verdugos de los docentes.

Ser docente es complejo:

Porque su tarea es enormemente paradójica, ya que consiste en ayudar a que otros aprendan por sí mismos a pensar y a convivir. De que sean aprendices crónicos y autónomos. Dice Holderlin que los educadores forman a sus educandos como los océanos forman a los continentes: retirándose.
Porque en la sociedad de la información, en la que todo el mundo sabe que quien tiene información tiene poder, él y ella se dedican a compartir generosamente el conocimiento que poseen.
Porque para realizar esa compleja y sublime misión, la más delicada que se le ha encomendado al ser humano en la historia, recibe una preparación breve, retórica, y masificada.
Porque trabaja en instituciones cada día más complejas en las que existe disputa ideológica, presión social, regulación asfixiante y espacios incongruentes. “Los profesores son personas encantadoras que trabajan en lugares horribles”, dice Popkewitz.
Porque su excelsa profesión no está suficientemente valorada por los agentes sociales y por la ciudadanía en general. “Aquí el que sabe hace y el que no sabe enseña”, decía Bernard Show.

Escribe Manuel Rivas: “Ser enseñante no solamente requiere una cualificación académica. Un buen profesor o maestro tiene que tener el carisma del Presidente del Gobierno, lo que ciertamente está a su alcance; la autoridad de un conserje, lo que ya resulta más difícil y las habilidades combinadas de un psicólogo, un payaso, un disc jockey, un pinche de cocina, un puericultor, un maestro budista y un comandante de la Kfor. Conozco a una profesora que sólo desarmó a sus alumnos cuando demostró tener unos conocimientos futbolísticos inusuales, lo que le permitió abordar con éxito la evolución de las especies”.
Porque cada curso van sumando un año mientras sus alumnos y alumnas se mantienen en la misma edad que siempre han tenido, debiendo superar desajustes generacionales problemáticos.
Porque cada año, después de aprender a querer a sus alumnos y a ser querido por ellos, debe separarse de todos para empezar de nuevo el proceso de la conquista afectiva de otro grupo diferente.
Porque los conocimientos se multiplican vertiginosamente y él tiene el deber de estar al día o, incluso, en el día de mañana.
Porque, en otros oficios, el mejor profesional es el que mejor manipula los materiales con los que trabaja, pero en la docencia es el que más y mejor los libera.

No sé lo que sería del mundo sin esta legión de trabajadores y trabajadoras del saber y de la bondad. Para ellos y ellas mi respeto, mi admiración y mi afecto.


Ser docente (y II)


Ser docente es importante:

Porque de su tarea depende el progreso moral de las sociedades. Dice Herbert Wells que “la historia de la humanidad es una larga carrera entre la educación y la catástrofe”. La solución a los problemas de la sociedad no está en los cuarteles, ni en los despachos ministeriales, ni en las industrias, ni en los bancos, ni en las multinacionales… Está en las escuelas. Está en las manos de los docentes.
Porque la vida de los educandos, en cierto modo, depende de su capacidad de entusiasmo y persuasión. Enseñar no es sólo una forma de ganarse la vida. Es, sobre todo, una forma de ganar la vida de los otros.
Porque el docente dedica su vida a luchar contra la ignorancia, la injusticia, la opresión, la desigualdad y el desamor.
Porque trabaja con “materiales” delicados, complejos y sublimes (de altísimo valor) como son las ideas, las expectativas, las emociones, los sentimientos, las concepciones, las actitudes, los motivos y los valores…
Porque es un profesional de la observación, de la escucha, del diálogo, de la negociación, de la paciencia, de la bondad y del encantamiento.

Ser docente es apasionante:

Porque su tarea es intrínsecamente optimista ya que parte de este presupuesto básico: el ser humano puede aprender. La educabilidad se rompe en el momento que pensamos que el otro no puede aprender y que nosotros no podemos ayudarle a conseguirlo, dice Philippe Merieu.
Porque su trabajo está hecho de emociones y sentimientos. Corazones, no sólo cabezas en la escuela, clamaba en el título de uno de sus libros Alexander Neill.
Porque su tarea consiste en trabajar con personas y se realiza en equipo.
Porque, como dice Sthendal, es preciso desempeñar el oficio con pasión. Y el docente es un ser apasionado.
Porque su tarea es un reto permanente y una constante y renovada aventura.

Ser docente es hermoso:

Porque el docente hace con los alumnos y alumnas lo que la primavera hace con los cerezos.
Porque es una forma especial de estar en el mundo, de trabajar y de relacionarse con los demás..
Porque el docente tiene una radical independencia respecto al mercado del éxito y del fracaso.
Porque tiene verdadera autoridad, la autoridad del que ayuda a crecer, no el poder de quien aplasta, silencia, machaca, atemoriza, ridiculiza o castiga.
Porque es un mediador que da lo que recibe modificado por lo que ocurre en su vida y en su época.
Porque es un ser situado entre dos discípulos: el que fue y aquel al que enseña.
Porque rescata del contenedor de la basura de la sociedad conceptos como dignidad, nobleza, respeto, decencia y honestidad.
Porque trabaja con la mente, el corazón y el cuerpo de las personas con el fin de hacerlas más inteligentes, es decir más justas y más felices.

Ser docente es ser inmortal:

Porque su tarea no tiene fin. “Enseñar es un ejercicio de inmortalidad. De alguna forma seguimos viviendo en aquellos cuyos ojos aprendieron a ver el mundo a través de la magia de nuestra palabra… Por eso el profesor nunca muere”, dice Rubem Alves en su precioso libro “La alegría de enseñar”.
Porque el docente cosecha frutos en sementeras inmediatas y lejanas: frutos de aprendizaje, de gratitud, de imitación, de felicitación, de emociones. Basten, para mostrarlo y demostrarlo, tres botones de muestra:

Primer botón: El 19 de enero de 1824, estando en la cumbre de su gloria, Simón Bolívar le escribió desde Pativilca (Perú) una carta a su antiguo maestro. En ella reconoced que fue precisamente ese maestro que sembró en su corazón los anhelos y el compromiso por la libertad y la justicia, quien espoleó su corazón para lo grande y lo sacó de una vida frívola y sin sentido. Dice en esa carta:
“Usted formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que usted me señaló. Usted fue mi piloto, aunque sentado en una de las playas de Europa. No puede usted figurarse cuán hondamente se han grabado en mi corazón las lecciones que nos ha dado.: no he podido borrar siquiera una coma de las grandes sentencias que usted me ha regalado”.

Segundo botón: Albert Camus que, cuando niño, vivió en Argelia una vida de trabajos y pobreza y que gracias a su esfuerzo y su talento consiguió el Premio Nobel de Literatura, quiso reconocer en una famosa carta que todo se lo debía a un maestro especial, el señor Germain. Dice en la carta: “Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que yo era, sin su esperanza y ejemplo, no hubiese sucedido nada de todo esto. No es que conceda demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generosos que usted puso en ello continúan siempre vivos en uno de sus pequeños escolares que, pese a los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido”.

Tercer botón: Frei Betto, miembro del primer Gabinete del Presidente de Brasil Lula da Silva, escribió una carta al fallecido Paulo Freire, antiguo profesor de Lula. Dice en ella::

“Fueron sus ideas, profesor, las que permitieron a Lula, el metalúrgico, llegar al Gobierno. Esto no había sucedido antes en la historia de Brasil y, quizás, en el mundo, excepto por la vía revolucionaria.. Hablo de la elección a Presidente de la República de un hombre que venía de la miseria, que enfrentó, como líder sindical, una dictadura militar y fundó un partido de izquierda en una nación donde la política pública siempre fue negocio privado de la élite…”.

Todos y todas podríamos presentar muchos testimonios emocionantes. El pudor hace que, muchas veces, no hagamos público el reconocimiento de nuestros alumnos y alumnas.

Hay una calle en la ciudad de Puerto Lápice que está dedicada a los maestros. Los que hoy son. Los que han sido. Los que serán. Es la CALLE DE TODOS LOS MAESTROS. En cada una de las ciudades del mundo, en el seno de cada familia y en cada corazón de los ciudadanos y ciudadanas debería figurar esta hermosa inscripción: A TODOS LOS MAESTROS. Ellos y ellas son el verdadero ejército de salvación de la humanidad. Un ejército pacífico, abnegado y silencioso. ¿Qué sería del mundo sin los docentes?

21 de octubre de 2012

Las ciencias en el aula. Aprendizaje basado en estudio de casos

Autor: Idoya Lacosta Gavari
Col: [Re]pensar la educación(3)
Edición: Prensas Universitarias de Zaragoza
Caract: Año 2012, 135 p, il, 15 x 21 cms.
ISBN: 978-84-15538-31-8


Las ciencias en el aula. Aprendizaje basado en estudio de casos es una obra que surge del análisis realizado por un equipo de profesoras sobre la metodología de estudio de casos. Describe la experiencia sobre la aplicación de esta forma de trabajo, válida para cualquier área de conocimiento y para diferentes niveles educativos. La autora presenta un panorama general del estudio de casos sin descuidar el aspecto práctico de su aplicación, por lo que podemos afirmar que este libro es una buena herramienta para todos los docentes interesados en contextualizar su práctica educativa. En los capítulos introductorios se revisan los fundamentos teóricos de la metodología. Los siguientes, más prácticos, suministran las claves para elaborar informes de caso y para su aplicación en el aula.

14 de octubre de 2012

Pensando en el futuro de la educación

grao.com

Una nueva escuela para el siglo XXII

Los temas más importantes de la educación actual pensados en un contexto diferente, desconocido, como es el siglo XXII, y ello de la mano de un grupo excepcional de autores cuyo objetivo pretende hacernos reflexionar y animarnos a analizar los problemas y los aciertos de la educación de ahora y de antaño. Durante los próximos años, nuestras sociedades, culturas y procesos de educación cambiarán tanto que aparecerán dilemas y preocupaciones ahora prácticamente inimaginables. En un momento en el que lo contingente incluso parece minar la educación a medio y largo plazo, este libro nos obliga en tanto que lectores y educadores a un ejercicio de reflexión importante pero del todo necesario para empezar a trabajar en la educación y en la escuela del futuro.