5 de octubre de 2013

Rémoras en nuestra enseñanza


Ya no sirve la pedagogía tradicional que solo pretende transmitir saberes que no se cuestionan

Se aprende no acumulando hechos —basta con saber cómo se buscan cuando se necesitan—, sino poniéndolos en duda, incitando a cuestionarlos. El alumno no es el sujeto pasivo que debe asimilar los conocimientos que transmite la autoridad del profesor, sino el protagonista activo que, ante una pregunta que suscita su curiosidad, busca por sí mismo una respuesta. La función del profesor no es hacer el trabajo por él, menos sugerirle la respuesta adecuada, sino acompañarle en este proceso, criticando sus resultados y animándolo a seguir adelante. Poco se aprende sin el afán previo de conocer algo que nos haya llamado la atención, ni sin el esfuerzo personal por encontrar la solución.

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